El viaje a Samaipata empieza en este caso desde Santa Cruz de la Sierra, ciudad conocida como la ciudad de los «siete anillos», bastante grande.
de Santa Cruz a Samaipata
Antes del mediodía ir hasta la Avenida Omar Chávez esquina Solis de Holguín en la zona de La Ramada. Ahí están las movilidades (término boliviano que refiere al transporte público en furgoneta) que te llevan a Samaipata. Son cuatro horas por ruta pavimentada entre las montañas cubiertas de vegetación. Parada obligada antes de seguir a Vallegrande o la Higuera. Samaipata significa en quechua, «descanso en las alturas».
La «movilidad» te puede dejar cerca de la plaza o en la calle del museo. Hay hospedajes varios, comidas caseras también. Encuentro un hostel por la callecita de los mototaxi, cerca del mercado. Un camino que sale del pueblo hacia la montaña, se llama hostel Jaguar Azul. Una gran cocina da la oportunidad de comer y compartir con otros viajeros, un lugar para fogón.
El pueblo
En Samaipata se puede encontrar gente de todos lados del mundo. Hay una suerte de confluencia natural en ese lugar, entre viajeros y extranjeros que decidieron instalarse allí poniendo algún negocio vinculado a turismo o gastronomía. Los abundantes atractivos naturales son un llamador importante de visitantes, además de la gente de Santa Cruz que utiliza Samaipata un poco como balneario de fin de semana.
En mi caso, estoy de paso hacia Vallegrande, en mi viaje por la Ruta del Che. Me gustan los atractivos naturales pero ahora estoy en una sintonía histórica. Tan histórica se hizo que termino sabiendo de la existencia de El Fuerte Samaipata. La prehistoria se hace presente en este sitio arqueológico en la cima de un gran cerro, nada más ni nada menos que la piedra tallada más grande del mundo. Un lugar habitado y transitado por chanés, guaraníes, incas, españoles y actualmente la descendencia de todos ellos.
Lo que se conoce es que al principio fue utilizado por los Chanés quienes probablemente comenzaron las esculturas entre el 800 y 1450. Ya para ese momento, los Guaraníes Chiriguanos lo usaban como lugar de paso. Después llegó el Imperio Inca que agregó sus muros en piedra y las casas. Hasta aquí llegó ese imperio, que no pudo seguir a través el chaco hacia el sur-sureste por la presencia de los guaraníes que les hicieron resistencia. Cien años más tarde, los españoles tomaron el lugar y lo usaron como puesto de vigilancia de la ruta Asunción (Paraguay) – Lima (Perú).
El llamado sector ceremonial tiene diversas figuras de animales además de dos hileras ondulantes que al correr el agua por ellas dan la sensación de ser serpientes que se deslizan por la roca. Por otro lado está el lugar con las casas, ya deterioradas y sin techos a dos aguas de paja. Por último el espacio abierto común con un galpón para guardar alimentos, hoy también sin techo. Recomiendo el siguiente artículo.
Miro el paisaje e imagino el mapa de Sudamérica tratando de ubicarme. Estoy en la confluencia entre tres grandes geografías del continente: el chaco, la amazonia y los andes. Estepa, selva y montaña, prácticamente en el centro del continente. Un lugar estratégico, me siento en el corazón de Abya Yala.
FACEBOOK DEL MUSEO DE SAMAIPATA
Las Cuevas de Samaipata
Es un sitio turístico de belleza natural. Una viajera española me dice para compartir transporte para algún lado. Fuimos a la plaza de Samaipata y lo más barato en taxi era ir a LAS CUEVAS. De camino, levantamos una pareja de irlandeses. Más barato aún.
FACEBOOK DE LAS CUEVAS DE SAMAIPATA
El parque de las cuevas está a unos 20 min de Samaipata, es de lo más cercano. Hay que pagar una entrada casi simbólica. Un camino de media hora y tres cascadas. Cada una más alta que la anterior. Es un buen paseo para un día caluroso. Belleza de la naturaleza que disfrutan los cruceños.
Carretera Antigua a Cochabamba KM 100, Samaipata, Bolivia
el Ojo de la Madre
Estoy en la zona común del hospedaje. Un fuego delante de mí, ardiendo. Más gente sentada alrededor del fuego, más noche alrededor de la gente. Un inglés guitarreaba de a ratos. Dan, 40 y tantos años, hacía 7 se había «fugado» de su Londres natal, aterrizó casi por casualidad (o así lo cuenta él) en Bolivia y se instaló en Samaipata donde compró una tierra y descubrió, desde la misma, lo que él me decía la «mayor obra de arte en el mundo». Yo no estaba seguro si entendía bien de qué me hablaba, me dijo si quería verla. «¿Ahora?», pregunté. «Si».
Fuimos a la cocina donde tenía su bolso y sacó las fotos. «El ojo de la madre». Una montaña que al parecer fue tallada con la figura de una mujer recostada. También me dice de un cordón umbilical que baja desde su vientre cosa que no puedo apreciar mucho. Al lado en otra montaña, la figura de un hombre recostado sobre su hombro. Dan me cuenta que en los solsticios es cuando se aprecian más. Me cuenta también de otras esculturas de similares magnitudes en Inglaterra. Le creo. Parece que es un descubrimiento impresionante, le recomiendo hablar con los arqueólogos del lugar, algo me dice como que ya habló, o está por hacerlo…
FUI HASTA LO DE DAN PARA APRECIAR LA OBRA
Tal descubrimiento me dejó un poco descolocado. Lo relaciono con el Fuerte, que es piedra tallada al fin y al cabo. «Descanso en las alturas«, pienso. Una mujer recostada, un hombre recostado sobre su hombro, cementerio de monarcas, descanso final.